Día 22. Mañana
GUBBIO Me pregunta Begoña por qué se llama La Umbría a esta región… y apruebo el examen ¡si lo sabré yo! estamos en la capital de los Umbros… aquellos a los que desplazaron los romanos, bueno, que se aliaron y la sangre no llegó al río, nos cuenta. Así que a Gubbio hemos llegado. Me pongo a leer sobre el tema por el que reconocemos a esta ciudad los que hasta aquí hemos llegado y que si el lobo no era un lobo, que sí, que había lobos por la zona, que si era un bandido o hasta pudo ser un perro salvaje… ¡qué manera de romper el encanto y la pureza de tan simbólica leyenda! sin necesidad, pues las Florecillas de San Francisco son ese conjunto de narraciones extraídas del acervo popular en torno a su figura y su mensaje de amor, no hay que darle muchas más vueltas. Y en este relato, está diafno de lo que nos habla, esos miedos y amenazas que nos depara la vida y cómo, desde el entendimiento y la comprensión, se pueden transformar para bien las situaciones más aterradoras. Jamás podré llegar a la lucidez de aquel santo poeta, quizá por eso tambien me quedo con lo que Ruben Darío pone en boca del animal en su conocido poema "Los motivos del lobo". Bien, para que no se os quede nada en la imaginación, ahí lo tenemos, por las mismas calles que paseamos nosotros, en el cuadro de Luc Olivier Merson, siendo saciada su hambre por un carnicero de Gubio y acariciado por una niña mientras la mamá, confiada, lo consiente pues la que fuera terrible bestia, aquí tiene ya su santificada aureola. Dos interpretaciones bien diferentes las del poeta y representante del modernismo literario y la del pintor romántico francés. Nuestros objetivo programado, aparte de subir al pueblo (en ascensor los más comodones) eran la primitiva Iglesia de Santa María de la Victoria, que en 1213 fue concedida al fraile de Asís por el obispo de Gubbio Beato Villano y constituyó el primer asentamiento de los franciscanos. Allí permanecieron hasta 1241 que es cuando se trasladan al nuevo convento de Asís, dejando la iglesia a las monjas Clarisas... le seguirá una larga historia hasta que ¡en 1948! es recuperada por la Orden.
Ademas de esto y según lo narrado en el capítulo XXI de las ya mencionadas Florecillas, fue aquí donde el santo encontró y amansó a la fiera que tan de cabeza traía a los habitatantes de Gubbio.
Aquí os dejo constacia de nuestro paso por el lugar, años ha. Tambien se descolgó de lo programado la Iglesia dedicada a su advocación y que forma parte del gran complejo construido en los territorios de la familia Spadalonga.
Uno de los hijos, Giacomello, conoció a Francesco durante su cautiverio en Perugia y llegaron a ser muy buenos amigos. En aquel entorno familiar es donde el Santo de Asís obtuvo refugio y protección tras abandonar la casa de su padre y fue dentro de esas paredes donde se puso el hábito por primera vez. Así que sus rastros en Gubbio dan para reconstruir todo el conocido episodio y mucho más. Otro ejemplo de ello es que la casa donde vivió el lobo tras ser amansado, terminó siendo otra pequeña iglesia, la de San Francisco de la Paz. En la búsqueda por dar veracidad a los hechos, en 1873 se encontró en su entorno el esqueleto de un animal bajo una losa donde hay tallada una singular y bella cruz. El veterinario local los certificó como los de un lobo. Hoy, los restos mortales de aquel lobo de Gubbio reposan en la cripta de esta iglesia.
En fin, como véis, el objetivo en ciudad tan emblemática para el franciscanismo se nos quedó para mejor momento. ¿El porqué? Ya que estamos, cualquiera diría que se nos fue el santo al cielo. En compensación por estas carencias, un mercadillo al uso nos esperaba al traspasar las puertas de la muralla: ¡Vade retro! ¡vade retro! Gritaron algunos. La tentación era grande y hasta el olor del puesto de paninos alla porchetta, provocaba el salivado de nuestras papilas gustativas pero... arriba nos esperaban majestuosos la Piazza Grande con el Palazzo dei Consoli presidiendo aquel urbanismo tan espectacular, con su gran mirador sobre la parte baja de la ciudad .
Y entramos en la catedral, donde bajo cada altar vemos expuestos, como si fuera en su lecho de muerte a distintos santos vinculados con la diócesis de la que Gubbio es sede, entre ellos Santa Virginia, virgen y mártir romana y también el ya mencionado Obispo Beato Villano, que cedió la Iglesia de Santa Victoria a Francisco.
Momentos de relax, compras y las inevitables tres vueltas a la “fontana dei matti” auspiciadas por un indígena que te bautiza y a partir de ahí ya puedes obtener el certificado oficial de “loco de Gubbio”, en italiano "Matto di Gubbio".
También aquí, como en Orvieto, pudimos ver alguna puerta estrecha en la fachada junto a la principal y que al parecer era usada en el medievo para sacar el ataúd cuando fallecía alguien de la casa … en la planta de abajo trabajaba el artesano con el portón a la calle y la familia vivía arriba, de este modo se evitaba que la muerte se encontrara con la vida. Hoy, algunos de aquellos dinteles con salida al más allá, han dado paso a escaparates del más acá, donde exponer la mercancía de las incontables tiendas situadas en los bajos de los edificios medievales. Visto lo visto y cuanto no visto en Gubbio, habrá que volver el 15 deMayo por San Ubaldo, momento en que celebran sus peculiares Festa dei Ceri y Corsa dei Ceri, que explicaba Begoña ante unas fotos.
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AREZZO En hora y cuarto, comida mediante, salimos de la Umbría y… siamo arrivati a la regione di la Toscana. La misma de Florencia, Siena, San Gimignano, Pisa, el Santuario de Monte La Verna y… Arezzo. Greccio está en la región del Lazio, la misma de Roma, y la Umbría es a la que pertenecen Asís, Gubbio, Perugia… En Arezzo sorprenden muchas cosas dignas de mencionar. Procuraré no ser exhaustivo. Con todo, es imposible pasar por alto la basílica de San Francisco, aunque, pese a lo programado, también estuvimos a punto de ello pues de nuevo hubo que invocar al Santo para que las circunstancias no nos impidieran su visita. Y en estas, Joaquín dejó constancia de la espera . |
Fue la segunda Iglesia Franciscana que se levantó en Arezzo, la primera quedó destruida en los bombardeos de la segunda guerra mundial. Esta se construyó dos años después de la muerte de San Francisco y su pobre exterior contrasta con el interior donde encontramos una maravilla de la historia del arte del siglo XV, los frescos de la Leyenda de la Vera Cruz realizados por Piero della Francesca, considerados como su mejor obra. Y con razón, pues resulta imposible no admirar esta maravilla, la mirada recorre todo el espacio a través de cada episodio convirtiéndose en una experiencia inolvidable. El tema, eminentemente franciscano, está representado en diversas iglesias de la Orden. Para los que estéis interesados en la narración de leyenda, pulsad en la imagen y accederéis a la descripción y fotos de cada episodio.
También de este artista, pero ya en la visita a la Catedral, pudimos contemplar la no menos destacable Magdalena, pintada en los muros interiores.
Todo su espacio, el de la Catedral, es también de gran interés, la boveda central sorprende con frescos sobre temas bíblicos realizados por el mismo artista que tambiénllevó a cabo los vitrales del abside (al fondo de la foto) entre 1516 y 1524, el francés Guillaume de Marcillat, que muere en esta ciudad en 1529. El altar mayor es de características sigulares pues se conforma como un arca de magnífico diseño, elaborada en mármol entre los siglos XIII y XIV. Su interior contiene el cuerpo de San Donato, obispo y patrón de Arezzo, y digo el cuerpo, porque la cabeza se encuentra en un relicario en la iglesia parroquial. (PULSA EN LA IMÁGEN)
El urbanismo medieval se enseñorea en las calles de Arezzo y sobre todo en su Pîazza Grande con tan singular y sorprendente inclinación, pero oye, ahí vamos, no hay cuesta que se nos resista.
Allí está Santa María della Piave, la bella iglesia románico – gótica (y Parroquia antedicha) que ni nos sorprende que esté en restauración. Entre el Jubileo de 2025 y los 800 años de la muerte del patrón de Italia en 2026, andamios y lonas han ocupado el paisaje. Y así, entre ellos vimos los altorrelieves del “Ciclo dei mesi” (Ciclo de los meses) que decoran la arquivolta de una de sus portadas, representando las actividades agrícolas que marcaban el calendario; obra maestra que aún conserva el policromado de aquel románico italiano. La realización data de los años 1230/40. Como es difícil apreciar su colorido, aquí os dejo, además, fotos sin la red y forzadas para que se vea el color original.
En esa misma fachada, por encima y desgraciadamente ocultos ¡por restauración! tres galerías con filas de arcos superpuestas son un recuerdo imborrable de nuestra anterior visita junto con el magnífico ábside que, con la torre, dan a la Piazza Grande una imagen espectacular y donde sí pudimos recrearnos.
Os hablaba más atrás de la cabeza del Patrón San Donato, pues aquí se encuentra en un magnÍfico relicario de la cripta bajo al ábside. Según la tradición, sufrió el martirio y la decapitación en el año 362 d.C., por orden del prefecto Quadraziano, durante las persecuciones del emperador romano Julián el Apóstata. La extraordinaria obra, está realizada en plata dorada, repujada y cincelada, con aplicaciones de piezas fundidas, esmaltes traslúcidos y opacos, piedras semipreciosas y vidrios coloreados, fue creada en 1346, como contó nuestro guía.. Las circunstancias nos privaron de contemplar en su interior una magnífica pintura de Pietro Lorenzeti, el políptico con la Virgen y el Niño y los santos Juan Evangelista, Donato, Juan Bautista y Mateo, encargado en 1320. Así que una reproducción a tamaño real llenaba el espacio, debido a su traslado a Nueva York para una exposición que continuará en Londres. Como curiosidad, deciros que el hecho de este préstamo, decidido por la diócesis, ha levantado una gran polémica hasta más allá de la propia ciudad, pues es la primera vez en la historia de la obra, que sale de su enclave original, privando a Arezzo durante un año de uno de sus más importantes tesoros artísticos con el riesgo añadido que supone, aunque todo esté “garantizado” por el Metropolitan Museum y la National Gallery (sus destinos), máxime cuando la compensación por el préstamo es irrisoria y sin repercusión local.
Os cuento también que este autor fue uno de los que intervinieron en la basílica de San Francisco en Asís, pero ya llegaremos. Por las calles, nos vamos encontrando distintos carteles como hitos que recuerdan las escenas de la película "La vita é bella" que se rodó en Arezzo, ganando el Oscar en 1999.
Cae la tarde y se hace de noche, pero como es habitual en hora y media o menos, estamos en el hotel dispuestos al merecido descanso y tertulia en torno al plato del día en algún restaurante cercano. |