Algunos de mis paisanos se preguntarán que a qué viene hoy esta entrada, tan pasada de fecha, en mi blog MIRADAS AL PASAR. Lo explico: 1) Hace tiempo que la vestimenta plasmada en el cuadro de la Virgen del Espino de Juan Bautista Olivós y realizado en 1899, me cautiva. En la festividad de nuestra patrona del pasado 8 de Septiembre de 2018, quise percibir una cierta referencia al mismo, la imagen llevaba un vestido de barroco bordado con granate manto, aunque de actualizada forma en la composición. Sea como fuere dio pie a mi atrevimiento: fusionar ambas imágenes al compás del fragmento final de la inspirada MADRECITA DEL ESPINO, del compositor Emilio Muñoz Serna, que tan bien llega a nuestros oídos interpretada por la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Redención de Sevilla. PULSA EN LA IMAGEN PARA VER EL AUDIOVISUAL 2) Y el porqué hoy, es muy sencillo. En un día de conmemoración de los seres queridos que nos dejaron, no debe faltar esa fe y esperanza que depositaron en su Patrona, invocándola y viendo en ella la luz que les marcaría el camino de sus vidas. Sabido es que la mía es escasa -la fe-, pero el respeto por cuantos la tienen es infinito. Sea por todos ellos, en tiempos de desasosiego, y por cuantos sienten que sus deudos disfrutan de la LUZ y PAZ eterna. EL CUADRO. No he tenido ocasión de investigar en los archivos, que seguro existen, sobre su encargo y factura, pero hay fotografías de cuando el mismo se encontraba en la Iglesia en vez de en la Ermita, donde lo podemos contemplar actualmente. Era habitual que en los pueblos, para mantener el recuerdo vivo sobre la devoción a la patrona durante todo el año, se realizaran este tipo de reproducciones que se ubicaban en lugar destacado de las parroquias y así, los fieles, no tenían que desplazarse para expresar su devoción a la ermita, por lo general en lugar alejado. | En esta antigua fotografía, en el interior de la Iglesia Parroquial, se observa al fondo el cuadro de la Virgen del Espino que se reproduce anteriormente y, curiosamente, su imagen ante él. Debía ser la costumbre cuando se traía de la Ermita con motivo de su festividad. Las líneas emanadas del Concilio Vaticano II, en su purismo, desalojaron a nuestra parroquia de altares e imágenes, dejando exentos sus muros interiores. Aventuro que de esta manera fue como el mencionado cuadro, se trasladó a la Ermita. Los nuevos tiempo con la posterior remodelación de la Parroquia, eran también de motos, coches y paseos saludables, por lo que no era difícil el acceso a la Virgen del Espino en su "sede oficial", aunque por su cercanía, la distancia nunca fue un obstáculo y era común decir (y quizá lo siga siendo) "me voy a acercar a ver a la Virgen". OTROS CUADROS DE LA VIRGEN DEL ESPINO No son muchos o al menos no los conozco, pero existen dos de pequeño formato que se conservan en la Ermita. Aunque no tengan un gran valor desde el punto de vista pictórico, sí lo tienen como documento y representación de unas épocas que nos acercan a su devoción y que algún fiel pinta o encarga en agradecimiento del favor recibido. La leyenda bajo la Virgen reza así: NTRA. SRA DEL ESPINO. OTORGADO LO IMPOSIBLE. En el de la persona orante, la imagen mantiene la misma posición frontal que conocemos, a diferencia del otro en el que existe un "diálogo" entre la Madre y su Hijo debido, sin duda, más a la licencia del pintor que a una fiel representación. En este caso la vestimenta se recoge dentro de la característica ráfaga de orfebrería que la circunda. Los dos personajes a ambos lados representan a los arcángeles Miguel y Gabriel, el primero, de espada y armadura como vencedor del pecado y el segundo portador de las azucenas de la pureza en la Anunciación. Y nada más por hoy, tiempo habrá de seguir investigando. |
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