CATALÀ ROCA
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“exportación” del talento. Gran justificación si una Leni Reifenstahl, por poner un ejemplo, fuese una desconocida. Y sin embargo, ya en el 58 Catalá Roca está en Europa, con una importante participación en la Exposición de Bruselas de ese año, donde el interior del pabellón de España contenía un mosaico de doscientos metros cuadrados con fotografías suyas sobre “el futurible” de nuestro país. De hecho fue un hito para los fotógrafos españoles del momento, que veían en él un profesional de talento reconocido, pero la ignorancia, premeditada o no, por parte de Europa de lo que existía en España mas allá “del franquismo”, ha dado resultados tan injustos como inexplicables de “ausencias” como el caso que nos ocupa, a pesar de que la obra de Catalá Roca, hoy es más que reconocida y haya sido expuesta en América, Asia y Europa. Por lo demás nada tan lejos de un personaje cerrado como nuestro fotógrafo, y cito como anécdota -dentro de este hecho que personalmente me sorprende- que no es baladí que en el 60 se case con la danesa Lilly Pederse.
Chema Conesa compara su fotografía a la de un Henri Cartier-Bresson y no seré yo quien descalifique tal juicio, sino que muy al contrario, pongo en letra y pluma de Hans-Michael Koetzle, escritor, crítico y comisario de exposiciones fotográficas el refrendo de lo expuesto, denunciando la no mención del fotógrafo en los diccionarios sobre fotografía publicados desde los ochenta en Inglaterra, Francia o Alemania . "Parece ser que desde el punto de vista de la Europa democrática no resultaba oportuno hablar de una vanguardia artística en España" y continúa "Si buscamos algún paralelismo en la escena europea, podríamos encontrarlo en el francés Robert Doisneau (1912-1994), quien más o menos por la misma época recorría su ciudad de origen, París, equipado con una cámara de formato medio en busca de instantes humanos en los teatros de la calle. Así como Doisneau busca la anécdota y prima una cara que tenga algo que contar frente a la forma y lo narrativo frente a lo estético, las escenas de Català-Roca están construidas con decisión, muestran un enfoque sorprendente, una mirada atrevida y una gran osadía a la hora de utilizar los recursos a su alcance". Mucho más puede decirse de Catalá Roca, de su visión a pie de calle, de su mirada realista, pero con un punto de afecto e ironía amable de lo fotografiado, de su especial y libre mirada a aquella España, tan diferente a la mirada de Ortiz Echagüe, de su capacidad para que ese encuadre y ese instante concentren la narración de manera que el “lector” continúe libremente esa lectura. Sus fotografías enmarcan lo que de bello tiene el entorno, una viñeta que contiene toda una historia de lo cotidiano. De este modo, nada mejor que mirarlas para saber de él y de lo que se puede hacer recorriendo España con una Vespa (un seiscientos más tarde), una cámara y la inteligencia y creatividad de un narrador de historias en imágenes, quizá por eso él mismo decía que una buena foto era aquella que refleja una historia bien contada, enfatizando que estaba más cerca de la literatura que de las artes plásticas. |
En definitiva, y para mi, Catalá Roca es la fotografía en estado puro.
TRABAJOS, PREMIOS, PUBLICACIONES Y EXPOSICIONES Sus comienzos serán en el estudio fotográfico de su padre Pere Catalá Pic. En 1948, se independiza atendiendo fundamentalmente la fotografía industrial y arquitectónica. En 1951 premio Ciudad de Barcelona, en la modalidad de fotógrafo. En 1952 premio Ciudad de Barcelona por la modalidad de fotografía y el de cine documental con “la ciudad Condal en otoño”. Su documental “Sagrada Familia piedras vivas” recibe el primer premio ese mismo año en el Festival de Ancona (Italia). En 1953 la Sala Caralt de Barcelona acoge su primera exposición individual, y al año siguiente lo hará la galería Nebli de Madrid. Colaboró con los arquitectos de "Grup R" en su primera exposición de las Galerías Layetanas. En 1954 la Dirección General de Turismo le encarga fotografiar toda la España susceptible de venta turística. Trabajó para distintas publicaciones como el semanario Revista y la editoriales Destino, Blume o Polígrafa, que llevarán su obra a distintos libros, con textos también de distintos autores: La Sagrada Familia (1952) Barcelona (1954) Cuenca (1956) Tauromaquia (1962) Gaudí dissenyador (1978) Gaudí (1983)… Realizó numerosas exposiciones, mostrando su obra en países como Estados Unidos, Asia y Europa. En 1970 y para el galerista Aimé Maeght realiza realizó distintos documentales sobre Miró, Chillida y Guinovart. Catalá Roca recibió el reconocimiento de su generación y todas las que le han precedido con las que vivió y compartió tiempo, recibiendo el reconocimiento público que se merecía. En 1983 ganó el Premio Nacional de Artes Plásticas, siendo el primer fotógrafo que obtuvo este galardón, y fueron muchos los homenajes que su tierra natal le otorgó en vida. |